“En Carballeda se optó por mantener la huella del fuego en el proyecto”
El proyecto de reconstruir con un presupuesto limitado a 100.000 euros una de las casas rurales más afectadas por los devastadores incendios que sufrió Carballeda de Avia en 2017 encadena premios de arquitectura.
La reconstrucción de una vivienda rural que sufrió graves daños estructurales en los incendios que asolaron el municipio de Carballeda de Avia en 2017 acumula dos destacados premios de arquitectura, por un proyecto que conjuga diseño, funcionalidad, eficiencia, ecología y también una fuerte carga de solidaridad y altruismo.
La casa unifamiliar está situada en la localidad de Saa y es propiedad de un emigrante retornado de Brasil, que cuando contaba 83 años perdió todos sus recuerdos y enseres (incluidos los poco más de 400 euros de la última mensualidad de su pensión mínima) en la ola de incendios del otoño de 2017.
Por este proyecto, el estudio ourensano MOL Arquitectura ha sumado una nueva distinción al premio nacional de Arquitectura de Teja Hispalyt 2017-2019, que recibió en la categoría de rehabilitación. A finales de 2020 fue distinguido en los III Premios de Arquitectura y Rehabilitación de Galicia, que convoca la Xunta. En su trayectoria iniciada en 2002, los tres socios de MOL -los arquitectos Juan José Otero, Cecilia Muiños y Luis Ángel López- están familiariazados con los reconocimientos, con premios como los COAG, Mapei de Arquitectura Sostenible 2019, FAD, los Build Awards, Thinking Wood Awards, Porcelanosa, Arquitectura Social y Ecoinnova.about:blank
¿Qué desafíos adicionales hay en la reconstrucción de una vivienda incenciada?
Hubo varios retos. El primero fue el de la premura de tiempo. Todos los sistemas constructivos se adecuaron a poder recuperar la vivienda afectada por la ola de incendios para que el propietario la habitase lo más rápido posible. Toda la reconstrucción se hizo en cuatro meses. Aunque fue pasto de las llamas, optamos por reconstruirla en madera, en cierto sentido a modo de manifesto.
¿La vivienda rural había sufrido daños muy severos?
Sí, resultó totalmente destruida en el incendio. Solo quedaron en pie las paredes laterales y dos vigas quemadas, que mantuvimos en el proyecto y que ocupan una zona de la vivienda, pintadas de color blanco, para dejar reflejada la huella de la catástrofe ocurrida allí. En MOL Arquitectura estamos muy agradecidos a la constructora, al Instituto Galego de Vivenda e Solo, que financió la totalidad de la obra, y al concello de Carballeda de Avia por involucrarse en el proyecto y conceder la licencia en tiempo récord. El propietario, emigrante retornado de Brasil, carecía de recursos para recuperar la casa. La ayuda de 100.000 euros recibida del IGVS sirvió para reconstruir y ajustar el presupuesto a esa ayuda. También hubo participación de empresas privadas, que donaron mobiliario, de Cruz Roja y del Colegio Oficial de Arquitectos Técnicos, que no cobró las tasas y ese dinero se destinó a otras partes básicas del proyecto.
¿Por qué han optado por la biomasa para optimizar el consumo energético?
Uno de los motivos es que el propietario recibe mucha leña de sus vecinos. Querer desarrollar un proyecto con consumo energético mínimo nos impulsó a que fuese una vivienda ecológica con consumo prácticamente nulo. Para el agua caliente sanitaria y la calefacción se utiliza un insert de chimenea, a través de biomasa. Toda la iluminación es con tecnología led regulable para optimizar el consumo. Como el propietario tiene 86 años, la vivienda se planificó en planta baja para cubrir así las necesidades de accesibilidad cuando la capacidad motriz esté más limitada.
No es habitual la coincidencia de premio nacional y autonómico en un mismo proyecto de arquitectura. ¿Qué representan estas distinciones para los tres autores?
Estamos muy satisfechos. Es una satisfacción que una obra de bajo presupuesto nos haya traído tantas alegrías al estudio. La primera fue el premio nacional de arquitectura en teja Hispalyt, y luego la del Premio de Arquitectura y Rehabilitación de Galicia, pero hemos estado nominados para más galardones nacionales.
¿Cuáles son hoy las principales barreras para ejercer la arquitectura en Ourense?
El principal problema es el exceso regulatorio que existe en algunos ámbitos. No hay seguridad jurídica en las distintas administraciones que intervienen, como la Dirección Xeral de Patrimonio o la Confederación Hidrográfica, por citar algunas. Esto limita muchas veces poner en marcha o agilizar proyectos, incluso los que son importantes, como muchas rehabilitaciones, locales comerciales… Siempre hay situaciones administrativas que frenan los proyectos, cuando lo que hace falta es agilidad en la tramitación urbanística. Tiene que existir control, pero sin que penalice tanto los plazos.
¿Las inversiones en vivienda, reformas de locales y demás actuaciones han disminuido con la pandemia?
Notamos que la inversión para obras es cada vez menor. En áreas rurales, los propietarios cada vez destinan menos recursos a la reconstrucción de viviendas. Y el reto para nosotros suele estar casi siempre en tener que buscar soluciones de bajo coste que resuelvan en condiciones de funcionalidad, en confort y en instalaciones. En hostelería, la situación de la covid y todo loque llegó después pospuso sin fecha muchas de las reformas de locales a la espera de que vuelva a coger ‘pulo’ la economía. La pandemia afecta a todas las empresas y sectores. Es una mala época para cualquier emprendedor. Por eso agilizar los plazos en la Administración es un aspecto que ayudaría mucho.
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