Año 2009
Localización San Clodio, Ourense
Categoría Humanización
Propietario Concello de Leiro
En el entorno del cruceiro de San Clodio se pretende la reordenación de circulaciones y niveles. Mediante la adecuación de un murete existente, ampliando la función de contención de tierras, pasa a funcionar como elemento delimitador del ámbito de actuación, articulando los distintos niveles.
Es fundamental preservar el carácter tradicional de plaza blanda, manteniendo el pavimento de jabre existente, pero consolidándolo en algunas de las zonas más expuestas para evitar su arrastre por la lluvia con la incorporación de un refuerzo formado por una religa metálica soterrada bajo el pavimento. Es la reinterpretación más respetuosa con el origen del entorno del cruceiro, evitando la colonización actual de los vehículos, que facilita el arrastre del jabre de la plaza, y sólo le confiere un rol de aparcamiento, más que de espacio público propiamente dicho, para disfrute de la gente. Se trata de volver a ganar el espacio para estancia y disfrute social, para que puedan tener una zona agradable para ellos, además de evitar el deterioro de la plaza. Será la gente, mediante el uso, la que le confiera su verdadero valor a la actuación.
Para la elección de materiales sólo se emplean los existentes en el entorno, como religas de acero galvanizado, sumideros lineales, bolardos, papelera, alcorques de arbolado realizados en acero corten, banco y pasamanos realizados en acero corten y en madera de ipe, y muro de contención de piedra morena con zócalo rehundido en acero corten.
Debido a la considerable pendiente, y a las necesidades de las viviendas que lo delimitan, en el callejón se ejecuta un pavimento de adoquinado de piedra morena y hormigón armado en perímetro.
Para la iluminación se colocan dos mástiles troncocónicos de color negro con proyectores direccionables para iluminar el cruceiro y el entorno, situados próximos a las viviendas, fuera del entorno visual del cruceiro para no restarle protagonismo. De este modo se permite la eliminación de todo el cableado aéreo existente.
Para la articulación de éste área, se ejecuta un muro continuo de piedra con directriz curva, que huye de ser el protagonista de la plaza, desempeñando únicamente una labor estructural como la contención de tierras y como pieza de configuración de los niveles altimétricos adaptados a la topografía existente, minimizando las pendientes actuales.
Evitando competir en verticalidad con el cruceiro, para el arbolado se opta por arces japónicos por su integración cromática, y por ser caducifolios. Los otros elementos verticales, las luminarias, se colocan lejos del ámbito del cruceiro, con el objetivo de una mejor distribución de la iluminación de toda la plaza, iluminando desde la periferia al centro, eliminando las farolas actuales adosadas a las viviendas. Se huye de modelos de presencia muy marcada, colocando unos elementos los más neutros y discretos posibles.
Para remarcar el elemento principal del espacio, el cruceiro se coloca un único elemento de mobiliario urbano, formado por un banco bajo en L, sin respaldo, liviano, y muy discreto para mimetizarse con la base pétrea del cruceiro.